Señoras y señores, Isabel Pantoja sigue siendo inocente hasta que un juez decida lo contrario.
Han pretendido desde el minuto uno y no se sabe muy bien en nombre de qué, acabar con la carrera artística de una mujer que lo único que ha hecho es darnos tantos momentos felices. En otros países una cantante como ella estaría protegida cual patrimonio cultural. Pero amigos y amigas, esto es España, no lo olvidemos.
Creamos dioses salidos del barro que tiempo después nos gusta destruir con nuestras propias manos. Nos nutrimos de sus virtudes y aciertos, lloramos con su arte, con sus canciones, que se han convertido en irrepetibles himnos de amor y desamor, caída y fortaleza de nuestra propia alma. Y así se lo pagamos...